Con el auge del automóvil en la década de 1920, las personas ya no estaban atadas a los ferrocarriles como medio para llegar a lugares distantes. Para aquellos que podían permitirse el lujo relativo de un automóvil, la red de carreteras de los Estados Unidos en expansión trajo consigo la oportunidad de viajar y ver nuevos lugares, así como visitar aquellos a los que no llegaban los ferrocarriles, y todo a su propio ritmo.
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Con el auge del automóvil en la década de 1920, las personas ya no estaban atadas a los ferrocarriles como medio para llegar a lugares distantes. Para aquellos que podían permitirse el lujo relativo de un automóvil, la red de carreteras de los Estados Unidos en expansión trajo consigo la oportunidad de viajar y ver nuevos lugares, así como visitar aquellos a los que no llegaban los ferrocarriles, y todo a su propio ritmo.